C

omo Jesucristo se inmola continuamente… así la Clarisa Franciscana se ofrece víctima a su Esposo Celestial, y a Él se inmola perpetuamente por los votos de pobreza, obediencia y castidad.
En una palabra, con los votos inmolamos lo que tenemos, lo que somos y lo que podemos.
(Madre Serafina, Primera redacción del CCGG, cap. III)